Iker Casillas recuerda su suplencia en Francia 2016, su candidatura y posterior renuncia a la presidencia de la RFEF.
Este viernes se emitió el último capítulo del documental ‘Colgar las alas‘, que cuenta por capítulos la carrera deportiva de Iker Casillas. Por ello, el exportero del Real Madrid analizó su suplencia con la selección, la Eurocopa de Francia, su último partido como profesional en Portugal. También, su candidatura para presidir la Real Federación Española de Fútbol.
Suplencia en la Eurocopa 2016: «Algunos nos hemos ganado el derecho a que, por lo menos, sea él quien nos diga si vamos o no vamos a formar parte del equipo. Después de estar con Vicente ocho años, más otros cuatro en el Madrid y conocerme desde los 9, creo que un minuto te lo puede llegar a explicar, a pesar de que no estés de acuerdo con él. Me sentí mal, me sentí fastidiado, me sentí dolido, me sentí triste… Ya no quería más polémicas, me fui a Oporto para estar tranquilo. Así estaba mi corazón, que ya no aguantaba más.».
«Siempre hay quien te lo comenta o que te lo dice por los años que llevas en la Selección. Llevaba muchos días y muchas semanas pensándolo. Muchos paseos que me he dado por Oporto en bicicleta, mucha reflexión. Un día vas a entrenar y al día siguiente te estás preparando para ser presidente de la Federación. Si veo que las cosas no salen como me gustaría, que es ser elegido presidente, pues no pasa nada. Un día estás aquí y, en cuestión de minutos, puedes estar en otro lado», agregó Iker.
Renuncia a la candidatura por el confinamiento: «Es 10 de junio, se anuncian las elecciones a la presidencia de la Federación. Estoy en Portugal y hasta el 1 de julio no abren fronteras con España. Cuando uno de los dos candidatos no se puede mover, tú mismo te das cuenta de que es una traba mayúscula. Por lo tanto, lo mejor es poner punto final al tema de la Federación en estos momentos y después ya veremos qué vamos a hacer».
Por último, Iker Casillas habló sobre su último partido en el campo del Rio Ave: «Tuvimos infinidad de ocasiones para ir ganando 3-0. En una jugada tonta nos meten el 1-2 y la gente se empieza a descolocar. Al final en una jugada absurda nos hacen el 2-2, nos empatan y ahí se desvanecen prácticamente nuestras opciones de luchar por el campeonato. Ese fue el escenario en el que viví mi último partido de fútbol. Cuatro o cinco días después me dio el infarto. Parece que fue ayer cuando estaba jugando al fútbol y no pensaba que iba a ser mi último partido. Volver a este campo hace que me revuelva todo lo que pasó aquel día y dos días después. Es la vida».