El último tango en París

Columna En la boca del tunel
Columna En la boca del tunel

Desde Moscú – Rusia

A mí me encantó Francia. Qué quiere que le diga. Tuvo la pelota casi todo el partido, la distribuyó a placer y cuando hubo que convertir metió dos goles, ante un equipo uruguayo que no pudo soportar un fútbol de alta calidad técnica con componentes de una orquesta que se asemeja a una sinfónica y sus once hombres son los músicos perfectos para un auditorio ávido de un espectáculo que brindaron los franceses. Si eso no es fútbol, el fútbol donde está. Realmente, quedé fascinado con este equipo que funciona a la perfección en todas sus líneas.

 

Los dedos se deslizan con facilidad y coordina con el cerebro, adicionado algunos latidos en el corazón. Usted dirá no sea exagerado comentarista. Sea más frío. Discúlpeme, pero no puedo serlo. Cómo voy a mezquinar adjetivos calificativos a la seguridad de Lloris quien le sacó un remate a quema ropa a Martin Cáceres. Cómo no voy a elogiar la solidez de Umtiti anulando a Suárez en todo su intento. Vaya si lo conoce, hasta en entrenamientos. Cómo no voy a resaltar el cabezazo de Raphael Varane para peinar el tiro libre de Griezmann y clavársela a Muslera ante la desesperación de Godín y Giménez.

 

Paul Pogbá es un volante de primer mundo. Quita, controla, genera, pone su humanidad para cubrir la pelota, pasa hacer la corta y la larga cuando las circunstancias lo requieren y hasta se entrega con fervor en pos de recuperar el balón. Qué buen volante, realmente. De lo mejor que he visto en el mundo. El movedizo Kanté es su socio ideal para la descarga y para el fútbol rápido y a velocidad y Mbappé, pensó que estaba en la cancha de su barrio y se canchereó tres veces haciendo dos huachitas y en una humillando a su marcador tocándola de taco, lo que enervó al “Cebolla” Rodríguez y le metió un viaje con el puño cerrado en su bajo vientre. “Dejá eso para el circo pelotudo”, le habrá dicho en su intento de levantarlo.

 

Pero Francia no solo tiene un buen mediocampo, sino al fogonero Antoine Griezmann quien capitalizó una serie de toques sucesivos en el medio iniciados por Pogbá y le cayó justa para sacar el remate con efecto. Muslera quiso despejar y se le escurrió entre las manos, sellando ya la victoria francesa antes que culmine la brega. Era muy difícil para Uruguay por más huevos que le puso, no pudo sostener a este equipo francés que juega de memoria. Griezmann es vital en la estructura y Giroud sostiene el acoso de los centrales, aunque su trabajo no se note y pase desapercibido para el público, pero no para el técnico.

 

Francia es candidato. Tiene el mejor fútbol del Mundial. Si mantiene esa hegemonía será imparable. Ante Uruguay obtuvo una victoria inapelable. Los charrúas solo asustaron dos veces, primero el cabezazo de Cáceres, el remate de fuera del área de Vecino y otro shot de fuera del área con impotencia del “Cebolla” Rodríguez. Después murió en su intento. La fuerza difícilmente supere al buen fútbol. Uruguay claudicó con hombría ante Francia, no le alcanzó para lograr un milagro para al menos empatarle y forzar un suplementario y penales. Se resignó de tal manera que al final reconoció su derrota y terminó felicitando a su oponente.

 

Francia es cosa sería. Salvo que se derrumbe el castillo de naipes en semifinales. Escribo antes de saber el resultado Brasil-Bélgica, análisis que haré en la edición de mañana. Salí embelesado con el fútbol francés y si exagero le ruego que me perdone. Es como si hubiese vuelto a ver la película El Último Tango en París.