EN LA BOCA DEL TÚNEL
Escribe: Fernando Jiménez
Desde Milán, Italia
El piloto del avión habla por los altoparlantes y señala que estamos por aterrizar en el aeropuerto Malpensa y nos indica que la temperatura es de 25 grados. Son las 4 de la tarde del martes y salimos raudos en busca de Javier, el esposo de mi prima Charito, quien junto a las tías, primas y sobrinos residen en esta bonita ciudad. La verdad, la encuentro muy parecida a Buenos Aires. Si no me dijeran que estoy en Milano, cierro los ojos y estoy en una de las calles principales de la capital argentina
Javier, quien se apellida Prado, pero no es de la oligarquía, me cuenta mientras me traslada en su flamante 4×4 al bonito edificio donde vive. “Acá está Rodulfo Manzo con su esposa a quien la acompaña porque tiene un restaurante. También Carlos Leturia, ¿te acuerdas? El que jugaba en Unión Huaral. Y varios peloteros más. Por ejemplo, Roberto Vega, el que jugaba de lateral en el Sporting Cristal. Javier me cuenta también que fue a Suiza para ver a Perú en ese amistoso que jugó ante Arabia Saudita.
“Sabes que 15 buses salieron de Milano a Suiza. El costo fue de 80 euros ida y vuelta. A mí no me convenía, yo me fui con toda la familia en la camioneta como paseando y solo gasté 70 euros de gasolina, ida y vuelta hasta allá. Hay una fiebre en todo el mundo por Perú. De acá de Europa han ido miles. Son los que residen años por estas ciudades y no escatiman esfuerzos en gastarse unos euros y ver a nuestra selección, la verdad la más querida de los últimos años”, me cuenta Javier.
No hay vuelo directo de Lima a Moscú, por eso todos los enviados especiales han hecho escalas en varios puntos. Unos se han ido por Madrid (España), otros por Frankfort (Alemania), Ámsterdam (Holanda) y algunos como yo por ejemplo por Milano (Italia), previa escala por Sao Paulo (Brasil). Las cadenas internacionales de televisión emiten imágenes todos los días de como se está viviendo la fiebre del Mundial en Rusia 2018
Hoy a golpe de las once de la mañana tenemos que hacer counter en el aeropuerto de Malpensa de donde sale a las 2 de la tarde con 10 la nave de la Línea Aérea de Utair Aviation en el vuelo 788 que nos trasladará al aeropuerto de Moscú a donde llegaremos a las 6 y 35 de la tarde. Ya en el aeropuerto compraremos el chip de la telefonía móvil rusa para estar comunicados con Perú y otras partes del mundo. Me dicen que tiene un valor de 30 euros y dura todo el mes. Y enseguida tomar el taxi de rigor para llegar al hotel que tenemos reservado en Moscú.
El miércoles a la mañana debemos ir al Centro de Prensa de la FIFA para retirar la Acreditación. Y ya con ese documento ir en busca del pasaje para el tren – si hay espacios aun – para viajar a Saransk, ciudad que está a 650 kilómetros aproximadamente de Moscú. Y si ya no hay pasajes alquilar un auto e irnos unos cuatro colegas hasta esa ciudad donde juega Perú ante Dinamarca.
Revisando unos documentos en Lima antes de este viaje, encontré las credenciales de los dos últimos mundiales a los cuales asistí. El primero es de Estados Unidos 94 al cual llegamos un sábado a Los Ángeles para ver el Colombia-Rumania en el Estadio Rose Bowl y la otra acreditación es de Corea Japón 2002. A las dos inauguraciones de ese Mundial no pude ir. A la primera porque fue en Chicago y yo fui directamente a Los Ángeles y a la segunda tampoco porque fue en Corea y yo llegué directamente al aeropuerto de Narita en Japón.
Ahora si podré ver esta inauguración ya que FIFA nos ha elegido entre los mil de los 5 mil. Es un honor. Le agradezco a los organizadores de tener ese privilegio. Deben haber tomado en cuenta que este es mi cuarto mundial. El primero fue Argentina 78, en el cual aún no era periodista y recién empezaba en esta profesión. Una cosa es ver un mundial en la que participa el país nuestro y otro cubrir solo el evento con los otros países clasificados. Es una cosa distinta. Ya falta poco, apenas dos días para que se rompa el telón. Estoy tan emocionado como cuando era un imberbe periodista que recién hacía sus pinitos en el periodismo. Espero nomás pueda hacer una buena cobertura, por mí y por ustedes amigos lectores a quienes le agradezco soportarme leyendo mis envíos. Mañana ya podremos decir: Estamos en Rusia y a que nuestro Perú le vaya de lo mejor.