No se puede jugar a la mala

Columna del Lobo
Columna del Lobo

Veo otra vez el video de la grave lesión que le originó Carlos Neyra del Boys a Gerson Barreto del Cantolao el último sábado y se me escarapela el cuerpo. La verdad que le ha podido malograr la carrera al chico. Encima el lateral del cuadro rosado va a la clínica se toma un selfie con el afectado  y dice “que es su hermano”. Si es así, entonces debe ser una nueva versión de Caín y Abel porque no entiendo otra explicación.

El video es clarito. Muchos han salido a defender a Neyra  como si él fuera la víctima. Dicen que está con los ánimos por los suelos, que no es malo y otros argumentos más para sensibilizar a la hinchada del fútbol. Pero “tiene la suerte” que lo hizo ante un jugador cuyo equipo cuenta con pocos aficionados, porque si lo hace en Matute ante un aliancista o en el Monumental ante un crema, la suerte para él hubiera sido otra.

Lamentablemente en el fútbol peruano han existido graves lesiones. La más comentada es la de Samuel Eugenio que jugaba en la “U” a Enrique Boné que lo hacía en Cristal. Fue en el Descentralizado de 1985 en un encuentro jugado en el Estadio Nacional. Ambos futbolistas fueron a una pelota dividida y el crema metió la pierna con mucha agresividad. Lo extraño fue que el árbitro Edison Pérez no lo expulsó. El rimense tuvo que ser retirado en camilla rumbo a la clínica Javier Prado, donde le diagnosticaron fractura de tibia y peroné en la pierna izquierda.

“Chamuco” Eugenio ya había acumulado mala fama cuando lesionó de gravedad también a Ronald Tello, lateral del Juan Aurich en 1982. En ambos casos el repudio fue general.

Pero también hubo otro caso donde la lesión pudo ser peor. Fue a finales de los años setenta en Matute. Jugaban Atlético Chalaco y Sporting Cristal. Un jovencito Julio César Uribe muy intrépido empezó a pasearse con los centrales chalacos Augusto Prado y Oscar Arizaga. En la tribuna, algunos hinchas festejaban cada amague que hacía el futuro “Diamante” del fútbol peruano.

Entonces Prado, conocido por poner fuerte la pierna, se sintió herido en su orgullo y en la siguiente jugada, cuando lo tuvo al frente a Uribe fue a la mala y  lo mandó directo a la clínica. Su recién esposa que estaba en la tribuna, pensó en lo peor, que lo había retirado del fútbol para siempre. Felizmente tras tres meses de para, el “Diamante” reapareció  más decidido que nunca y en base a su habilidad triunfó con la pelota.

Lamentablemente así como estos casos han existido muchos en nuestro fútbol. Antes más que ahora, pero la ausencia de videos limitan el conocimiento veraz de estos hechos. Aunque hay jugadores que han tenido una “mala fama exagerada” como la del mundialista de México 70,  Eloy Campos, a quien conocían como el “Doctor”, porque operaba sin anestesia.

Finalmente esperamos la recuperación del volante Gerson Barreto del Cantolao. Va a necesitar mucha paciencia para superar este mal momento.