París Saint-Germain logró un triunfo ajustado de 1 a 0 ante un Girona que debutaba en la Champions League.
El fútbol no es de merecimiento ni de justicia, va de goles, y el de Nuno Mendes en el minuto 90, cuando el partido parecía que terminaba en empate, apareció y decidió un partido que seguramente mereció ganar el PSG, pero cuyo empate hubiese hecho justicia al excelente trabajo colectivo del Girona. En un duelo con fases para ambos, los de Míchel resistieron durante 90 minutos los embates de los parisinos, con un Krejci estelar y un Gazzaniga que cometió un solo error en todo el partido.
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Un error definitivo, que le costó empezar mal la historia del club en la ‘prestigiosa’ Champions League que amargó la noche al Girona, pero que no debe cerrar las páginas gloriosas de la historia de un club que está escribiendo su camino en la Champions. Ante un equipo contra el que ni soñaban enfrentarse hace poco tiempo, dieron mucho más que la cara. Hicieron delirar, soñar despiertos a toda su afición.
En los minutos finales el PSG apretó el acelerador. Sobre todo en los pies de Kolo Muani que entró desde el banquillo como una flecha que vá directo a la presa, en este caso, la presa fue Girona. La primera la tuvo de cabeza, se marchó desviada, y la segunda la cruzó demasiado en un disparo desde dentro del área que puso el corazón en un puño a todos los aficionados del Girona. Con 80 minutos cumplidos, casi estuvo cerca de mandar por la borda todo el trabajo de los de Míchel.
También Hakimi, en otro remate desde dentro del área que esta vez, cual portero de balonmano, salvó Gazzaniga. Y cuando ya parecía todo terminado, cuando ya parecía todo dicho, llegó la jugada desgraciada para los intereses del equipo español. Un disparo de Nuno Mendes tras desbordar a un agotado Arnau, casi sin ángulo, que se coló por entre las piernas de Gazzaniga en el único error que cometió en toda la noche.
Una noche en París feliz para el PSG y una noche oscura para el Girona.