Por Juan Carlos Esteves
Camino a Austria donde su nuevo equipo el Krasnodar ruso se encuentra realizando su pretemporada, Christian Cueva en pleno avión recibió un insulto desde cualquier punto de vista reprochable, todo porque un hincha todavía arrastraba la desazón de haber presenciado in situ el penal errado por el futbolista peruano en el debut del mundial.
“Esto va para mi hermano Beto que te ama y te adora, pero le cagas… el mundial, cag… de mie… de verdad, discúlpame”, fue lo que le dijo el energúmeno, sentado al lado de Cueva y grabando un video, que en menos de diez minutos ya se había propalado en todas las redes sociales, siendo viral la noche del lunes.
Como era de esperarse la indignación por la afrenta al mundialista que tuvo la “mala fortuna de errar un penal” ante Dinamarca corrió como reguero en pólvora. Sin embargo, hubo mucha equivocación de todos los que empezaron a defender a Cueva. “Recuerden que él nos dio mucha alegría en la eliminación y no merece ese trato”, fueron algunos de los argumentos para blindar al futbolista. Por supuesto, fuera de lugar.
Y esto último lo digo por dos cosas puntuales. Primero todo ser humano merece respeto, independientemente si es futbolista exitoso o no. Cueva nos ha podido dar alegrías en la clasificación a Rusia 2018, pero él no merece el maltrato porque nos llevó al mundial, sino porque ninguna persona en general merece ser humillada de la peor manera.
Y segundo, siento que este país se va en picada y hay una doble moral. Más se han indignado por el video donde en su misma cara lo insultan a Cueva, que por todos esos videos asquerosos donde los jueces, magistrados y empresarios gestionando favores por lo bajo y de la manera más ruin.
Por lo demás, nuestra solidaridad con Cueva, como cualquier ser humano que es agredido de la peor manera. Hay que decirle no a la violencia de cualquier forma y venga de donde venga. El fútbol mueve mucha pasión, pero también mucha equivocación.