El Viejo Ardizzone

Columna En la boca del tunel
Columna En la boca del tunel

Por Fernando Jiménez

Constancio Vigil, hijo del fundador de Editorial Atlántida y creador de la Revista El Gráfico, un día entró a las oficinas de la famosa revista y no encontró a ningún periodista en la redacción. Aún no llegaba ninguno. Cruzó los pasillos para dirigirse a su oficina y vio a un joven que pugnaba con la máquina calculadora sumando, restando y multiplicando las tiras de la bobina de papel. Lo saludó y le dijo: “Aun no llega nadie y quiero leer algo sobre el clásico que jugarán el domingo Boca y River, a ver si usted se escribe algo al respecto y me lo pasa”. Vigil, por supuesto se lo decía en broma. Así como unas semanas atrás, entró y le palmoteó la espalda a uno de los redactores y le dijo: “A ver escriba algo sobre Dios y me lo pasa”. El periodista rápido como una luz percibió la ironía y le preguntó: ¿A favor o en contra?.

El joven a quien le había pedido que le escriba algo sobre Boca y Ríver era Oswaldo Ardizzone, quien no era periodista y trabajaba en la Sección Contabilidad. Lo tomó en serio, buscó una hoja bond y empezó a escribir lo que le pidió Constancio Vigil. Media hora después fue a su oficina y le entregó la carilla. El dueño de la Editorial hablaba por teléfono y le hizo un gesto indicándole que dejara la hoja en su escritorio. Pensaba que era un memorándum que acostumbraban a pasarle de las diferentes secciones. Colgó el auricular y se dio con la sorpresa que el joven que trabajaba en Contabilidad no había interpretado su ironía.

Las primeras tres líneas estaban perfectamente escritas y con un encanto singular. Siguió leyendo y quedó prendado con el texto de Ardizzone. Levantó el teléfono y lo llamó a su oficina. “Se lo decía de broma, dígame ¿usted escribió esto?”. Ardizzone le respondió afirmativamente y antes que le diga algo, espetó: “Usted me lo pidió y solo cumplí con la orden”. Vigil sonrió. ¿Qué hace usted en Contabilidad? si usted escribe tan igual o mejor que los periodistas de El Gráfico. Hablaré con el director para que inmediatamente mañana ya esté en la redacción de la revista.

Constancio Vigil no se equivocó. Oswaldo Ardizzone se consagró como uno de los emblemas del periodismo escrito bonaerense. Un poeta a todas luces. Dueño de una prosa espectacular. El fue quien un día para analizar a Julio Meléndez puso como título a su nota: “Discúlpeme, le voy a quitar la pelota”. Un titular espectacular. Uno de los mejores que he leído a lo largo de mi carrera periodística. Tuve el gusto de conocerlo en la década del 80. Era un tipo bonachón. Usaba mucho la jerga o el lunfardo como dicen allá en Argentina. “Qué hacés bepi (pibe al revés), cómo andas perita (por lo de peruano), siempre me decía cuando nos encontrábamos en los estadios.

Cuando llegaba y las butacas de Prensa estaban ocupadas no hacía gala de su fama y se sentaba en la escalera. Un día me dijo: “Cuando yo llegue temprano le guardaré una butaca y si yo demoró me guarda usted una”. A mi regresó al Perú en 1989, hice mucha amistad con Alberto Best y era lo más parecido a Ardizzone en su forma de ser. Dueños de su jerga, buena gente y grandes periodistas. Ardizzone y Albera se fueron al cielo hace algunos años. La verdad cómo los extraño.

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