Fue hace 33 años y sí me acuerdo

Un día como hoy, el país entero vivió uno de los episodios más tristes de su historia. El avión que traía al plantel de Alianza Lima, desde Pucallpa, cayó al mar y todo un equipo perdió la vida. 

 

Escribe: FERNANDO JIMÉNEZ

Martes 8 de diciembre de 1987. Once de la noche. La edición del fenecido diario El Nacional ya estaba cerrada. Suena el teléfono en casa de Pocho Rospigliosi en Monterrico: “Hola compadre, habla Agustín Merino, estoy muy preocupado. El equipo salió de Pucallpa en el Fokker a las 8 de la noche y aún no llega a Lima. No sé qué hacer”, era la voz trémula del presidente de Alianza. Pocho traga saliva y responde. “Serénate Agustín, capaz que ya llegaron y deben estar en la zona de aterrizaje”. Merino mueve la cabeza. Teme lo peor. 

Pocho intuye la noticia. Huele algo raro. Agarra el teléfono y habla con Óscar Vargas Romero, el popular ‘Chapana’, quien había quedado de retén en El Nacional y ya pestañeaba al filo de medianoche. “Ojo, estate alerta que el avión que traía a Alianza de Pucallpa aún no llega. Parece que algo malo ha sucedido. Te llamo en un rato. No te duermas, pata. Si me confirman la noticia poner un recuadro en la primera plana porque seguro la edición ya está cerrada”. La voz de Pocho parecía una orden. 

El Nacional no tenía rotativa propia e imprimía en la imprenta de los curas en Santa Anita, lo que después fue Quebecor. Ya habían quemado las placas y pasado tinta a los rodillos de la rotativa. Los de planta habían revisado las mantillas y ya se estaba imprimiendo los 80 mil ejemplares que marcaba la pauta del Jefe de Distribución 

A las 11 y 30 de la noche, Pocho recibe otra llamada. ¿Qué fue Agustín, qué novedades? Merino era padrino de Micky, por eso le decía compadre. El titular aliancista con voz entrecortada expresa: “Me dicen en el aeropuerto que están dando por perdido el avión de Alianza, sospechan que se cayó en el mar de Ventanilla“. Pocho se queda mudo. No puede articular palabra. Siente el lamento de Merino. Corta y marca nuevamente el teléfono de El Nacional. 

“Oye, Vargas Romero, pon en el recuadro de primera: “¡Se cayó el avión de Alianza! Mañana ampliamos”, le dice por el hilo telefónico. ‘Chapana’, un periodista de raza, versátil en sus notas de política, locales, espectáculos y deportes con la misma calidad, huele tinta en su olfato. Se le quita el sueño. Su corazón late a mil por hora. A unos metros está Hugo Lévano, hermano de César. “Sácame los cables de todas las tragedias aéreas Hugo, ayúdame, voy a llamar a Lorenzo (Villanueva)“. 

“Esto es primera de primeras, Lorenzo. Pocho me dice que ponga un recuadro, pero con esto en primera rompemos mañana”, le dice a uno de los dueños de El Nacional. Lorenzo ya estaba a punto de irse a acostar. “Hazte primera, contra, y las retiras de ambas. Serán cuatro páginas. Apúrate, yo me voy a la imprenta. Trata de que llegue rápido el material. ‘Chapana’, de ti depende”, le dice a Vargas Romero. 

Cuando llegó a Santa Anita ya había 30 mil ejemplares impresos. Buscó al Jefe de Planta y le dijo que parara la rotativa. “Vamos a hacer cambios sobre máquina. En un rato vienen 4 páginas más. Solo debes cambiar cuatro placas. Lo demás queda igual”, le dice. El operario le pregunta: ¿Y qué hacemos con los 30 mil ejemplares que ya están hechos? “Mándalos a provincias. Ya que Despacho empiece a enzunchar los paquetes y a embarcar con los transportistas”. Se iba a proceder el cambio sobre máquina. 

Una hora más tarde empezaban a salir los primeros ejemplares con la noticia. Antes los diseñadores, con el ‘Loco’ Iván Cortez a la cabeza, les pedían a los editores: “Hazte un titular con tres lingotes de diez”. Observen la foto de la portada que ilustra esta nota. Tres lingotes de diez golpes. Por ese tiempo la diagramación era en pauta. No existían las computadoras, ni las MAC como ahora. 

El primer lingote abre con admiración y dice: SE PIERDE (10), segundo lingote: AVIÓN CON 25 (10), y el tercero: DE ALIANZA (10). Un genio ‘Chapana’. Extraordinario titulero. Por supuesto apoyado por Lorenzo. Otro genio en la elaboración de primeras planas. 

Desde la una de la madrugada hasta las 8 de la mañana se imprimieron 320 mil ejemplares. Cuatro veces más que la pauta fijada. Récord de récords para la época. Era la única portada de todos los diarios con esa noticia. Un par de diarios la tenían en recuadros, creo que fue ‘Hoy‘ y La República. Los transportistas salían a las diferentes rutas llevando a las agencias los ejemplares y regresar para cargar más. Fue una histórica portada. Tres personajes quienes en sus mejores momentos dieron cátedra de periodismo: Pocho en la consecución de la noticia, Vargas Romero en la intuición para cambiar la primera plana y Lorenzo Villanueva para ir hasta la imprenta y ordenar que se haga el cambio sobre máquina (rotativa). 

Con los tres tuve el lujo de trabajar en mis años juveniles y vaya sino habré bebido periodismo de aquellos. Hoy se cumplen 33 años de dicha tragedia. Por ese entonces yo vivía en Argentina y aún recuerdo la llamada telefónica a mi departamento de Jaimito Villanueva: “Te tengo que dar una mala noticia: Se cayó el avión de Alianza y murieron todos. Dice Pocho que te averigües si viene Franco Navarro a Lima“. Por ese tiempo, Franco jugaba en Independiente de Avellaneda. Tragué saliva. Se me nublaron los ojos. Hacía pocos meses me había casado. Me fui al baño a llorar a escondidas para que mi mujer no se diera cuenta. Lloraba por el ‘Potrillo’ Escobar y Braulio Tejada, a quienes había conocido hacia un par de años. Después me enteré que Juan (Reynoso) salvó de morir en aquella tragedia. Cómo pasan los tiempos Venancio, qué te parece. Aún, al paso de los años, tengo un nudo en la garganta.