Pedro Orrego siempre presente

Recordado periodista dejó de existir la semana pasada. Fue el organizador de la Cena de Campeones del Deporte Peruano en Miami.

Por Luis Sánchez Espinar

(Experiodista del Heraldo de Miami)

El expresidente de la “U” Javier Aspauza, invitado por Pedro Orrego a la Cena de Campeones del Deporte Peruano en Miami, que organizó alrededor de una década, exclamó al ver la extraordinaria actividad del organizador del evento: “Pedro es un camión”. Sí, Pedro Orrego era una máquina, pero más que eso destacaba porque tenía un corazón enorme.

El 13 de marzo pasado, Orrego murió en Lima a los 82 años de edad. Su carrera como periodista fue un himno al esfuerzo.

Hizo cosas notables en el Perú cuando estuvo trabajando en La Crónica bajo el mando del recordado Pocho Rospigliosi. Una de ellas fue haber juntado en el complejo deportivo del Sporting Cristal en el Rímac a Lolo Fernandez y Pelé, glorias máximas del deporte de Perú y Brasil.

Mucho  tiempo después, Pedro emigró con su familia a Miami en la década de los años 90 y fue ahí donde quizás redondeó su obra maestra.

Con ese entusiasmo y esa fuerza que le salían desde el fondo del alma, Orrego fundó el periódico La Crónica en dicha ciudad estadounidense. Hacía todo: escribía los artículos, tomaba las fotos, vendía la publicidad, armaba el periódico en su casa, lo llevaba a la imprenta, lo distribuía y cobraba los avisos.

Un periódico en idioma extranjero en Estados Unidos es un desafío tan grande que difícilmente puede mantenerse por sí mismo. Y el caso de La Crónica no era una excepción. Orrego tenía además otros trabajos para garantizar el sustento de su familia. Tenía una lavandería en Key Biscayne y cuidaba un hogar para personas discapacitadas.

Orrego advirtió que La Crónica era un vehículo perfecto para llevar adelante un proyecto más ambicioso: exaltar a las glorias del deporte peruano, muchas de ellas olvidadas. Además, nuestro recordado periodista tenía la idea de que un homenaje en el extranjero no solo tendría repercusión internacional sino sobre todo en el Perú, donde aquellos esforzados atletas podrían ser profetas en su tierra. Así nació su Cena de Campeones del Deporte Peruano en Miami.

Gracias a este evento desfilaron por la ciudad surfloridana los deportistas que hicieron vibrar al Perú y que pusieron muy en alto los colores rojiblancos en el plano internacional. Al evento organizado por Orrego asistieron entre otros Cecilia Tait, Lucha Fuentes, Karim Junet, Adolfo Suárez, Héctor Chumpitaz, Teófilo Cubillas, Perico León, José Fernández, el “Pulpo” Tomás Sangio, Hernán Saavedra… Y también figuras internacionales como el legendario arquero brasileño Manga y el mundialista y entrenador hondureño Primitivo Maradiaga.

Esta gran labor pudo ser concretada gracias al apoyo que Orrego recibió de gente de bien como Jorge “Chupo” Arriola, quien conseguía el apoyo de la cervecería Backus y Johnston; del ingeniero Azi Wolfenson, quien ayudó con la participación del periódico Todo Sport y muchas veces viajaron para la cobertura del evento los recordados periodistas Alberto Best y Javier Rojas; y de Arturo Woodman, entonces presidente del Instituto Peruano del Deporte, entre otros.

La más conmovedora de aquella Cena de Campeones se produjo cuando Orrego consiguió convencer a la familia de Lucho Navarrete para un homenaje. El autor del gol de la primera victoria de la selección peruana sobre Brasil residía en Los Angeles y se hallaba enfermo.

Navarrete viajó en Miami y se reunió con antiguos excompañeros, quienes habían viajado expresamente desde Lima: Juan Seminario, “Pichichi” con Zaragoza de la Liga Española con 25 goles en 1961-62; Juan Joya, bicampeón mundial interclubes con Peñarol de Montevideo; y Dante Rovay

Su gran corazón se vio reflejado en las campañas que hizo para apoyar a los deportistas que atravesaban por situaciones difíciles. Ahí están los casos cuando apoyó a Chumpitaz, Angel Uribe y Luis Cruzado, entre otros.

La obra dejada por Pedro Orrego jamás se olvidará. Amaba el Perú y lo demostraba con trabajo. Tenía la grandeza para reconocer y celebrar a todos aquellos que habían entregado su corazón para enaltecer al país. No escatimaba esfuerzos para destacar a aquellos deportistas que mostraban la grandeza del Perú. Por eso su legado es hondo y su partida entristece pues era un hombre generoso que quería lo mejor para su país. Que descanse en paz maestro.