Sumar no dividir

Columna En la boca del tunel
Columna En la boca del tunel

 

 Llego a las 6 de la mañana, contento y con ganas de disfrutar la Semana Santa y empieza mi Vía Crucis. Mi maleta no la han embarcado en el aeropuerto JFK de New York, o se ha perdido. Me cansé de esperar una hora y nada. Me quedé solo en la faja y no apareció nunca. No me hago dramas, mi hija Andreita justo también acababa de llegar en vuelo con similar horario de llegada desde Madrid, en donde hizo escala después de visitar Tailandia. No me hago drama. Incomoda, pero hay que esperar la respuesta de la línea aérea. Tan bien que me había ido en esos 13 días que estuve acompañando a la selección por Miami y Nueva York.

 

Con lo primero que me encuentro es con la supuesta argolla a Christian Benavente. Me resisto a creer y a pensar también que sea mentira. El periodista tiene que ser un poquito desconfiado, sino nunca podrá investigar casos graves. Críticas, suspicacias, calumnias inventado una cuenta de whatsaap de grupo y hackeando honras. No lo puedo concebir, me cuesta aceptar tanta maldad. Se crea la bola del rumor “miente, miente, algo queda”, de gobiernos nefastos y fascistas para engañar a todo un país.

 

Lo que me sorprende es el silencio del afectado. Si yo fuera Cristian Benavente y están comprometiendo a mis compañeros con tamaña falsedad salgo a dar una rueda de prensa. Y si es verdad y quiero ir a un Mundial, me la juego, encaro a esos “argolleros” que pretenden perjudicarme no dándome pases y les hago saber mi posición. Eso sería tener personalidad. Puede suceder con chicos de comportamientos débiles de dejarse avasallar por los abusivos y quizá Benavente sea uno de ellos. Pero hay un comando técnico, un psicólogo, que puede investigar si el rumor de la calle es cierto o carece totalmente de veracidad.

 

Hemos ganado dos partidos amistosos difíciles, por más que algunos digan que eran rivales accesibles. Hace doce partidos que no perdemos y vamos por buen camino. Pero como no podemos soportar tamaña alegría que estamos por la ruta correcta nos buscamos un enemigo ya no al frente sino entre nosotros mismos. Se trata de sumar y no dividir. No le hagamos daño a la selección. Tampoco apañemos inconductas. Esto de la supuesta argolla a Benavente nos hace daño, resquebraja al equipo y evidencia a quienes, si es verdad, serían personas mal nacidas e indignas de representarnos en un mundial.

 

Todo abuso es malo. Aprendamos de los errores del pasado. No caigamos en lo que soportamos en anteriores procesos. La unión hace la fuerza. Solo una selección unida obtiene logros inalcanzables. He visto lágrimas de emoción de compatriotas en los Estados Unidos al acercarse a ellos, quererlos y esperanzarse en que haremos un gran mundial. Unamos las banderas y que prevalezca el signo de la suma y no el de la resta ni de la división que a nada bueno conduce. Sino el fracaso será inminente en la justa mundialista del fútbol.

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