Descartado a inicios de mes para la temporada 2024-25 del club portugués, el volante peruano volvió a trabajar con el primer equipo.
El fútbol, al igual que la vida, es un constante vaivén de emociones, oportunidades y retos. A veces, el destino puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos, y lo que parecía un camino cerrado de pronto se convierte en una nueva oportunidad. Esto es exactamente lo que ha vivido Jesús Castillo (23 años), cuyo futuro en el Gil Vicente de la Primera Liga portuguesa ha dado un giro inesperado en cuestión de días. Y es que hasta hace poco, el panorama del volante peruano era desalentador: había quedado fuera de los planes del entonces entrenador Tozé Marreco para la temporada 2024-25.
Marreco, tras analizar el plantel para el nuevo curso, decidió que Castillo no encajaba en sus esquemas. Como resultado, el peruano se vio relegado al equipo Sub 23 del club mientras sus agentes buscaban un equipo para cederlo. La sensación de incertidumbre era palpable, pero todo podría cambiar con la llegada de un nuevo entrenador.
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Se trata de Bruno Pinheiro, que asumió el mando del equipo tras la salida de Marreco en los últimos días. La llegada de un nuevo entrenador es siempre una oportunidad para que los jugadores muestren su valía, y en el caso de Jesús Castillo, esta es la oportunidad que requería para demostrar que todavía tiene mucho que ofrecer.
Su vuelta al primer equipo y una nueva posibilidad con Pinheiro
El pasado lunes, Castillo recibió la noticia que tanto había esperado: volvería a entrenar con el primer equipo. Lo que parecía un camino hacia la cesión se transformó en una nueva ocasión de ganarse un lugar en el equipo titular del Gil Vicente.
