Un justo campeón

Columna En la boca del tunel
Columna En la boca del tunel

Por Fernando Jiménez

Se impuso el fútbol. River tuvo conjunto y funcionamiento. Boca individualidades. Fue un partido para no distraerse. Al final se impuso el que elaboró mejor. Tras verse sorprendido en el primer tiempo por Boca que llegó más y un buen pase largo de Nández le permitió al “Pipa” Benedetto llevarse en velocidad y dribling a Maidana y anotar un golazo que lo gritó todo el pueblo boquense. Hasta ahí Boca era mejor. Llegaba más, dos de Pablo Pérez que inquietaron a Armani. Le estaba tomando el pulso. River no aparecía o para mejor decir, no lo dejaban aparecer.

Hasta que apareció la magia. El “Muñeco” Gallardo puso al colombiano Juan Fernando Quintero por Ponzio, quien tenía amarilla y se le arreglaron todos los problemas. El zurdo se iba por derecha y jugaba con el perfil cambiado. No lo podían contener. Sus servicios eran precisos, jugaba bien en la corta y en la larga y hasta se dio el lujo de meter un golazo tras una serie de sucesivos pases que lo encontró al filo del área y se la mandó a guardar a Andrada rubricando su firma. Poniéndole la cereza a la torta en un triunfo espectacular. Fue la figura del clásico. Realmente.

El “Mellizo” Barros Schelotto se equivocó de cabo a rabo. Claro que sufrió la expulsión de Wilmar Barrios. El colombiano ya tenía amarilla y no se cuidó. En la segunda le deja el taco a Nacho y el árbitro lo expulsa. Muy drástico el árbitro uruguayo Andrés Cunha. Si solo cobraba la falta nadie reclamaba ni se daba cuenta. Pero hay árbitros que son muy pegados al reglamento y Boca lo sufrió. Sin Barrios, el trabajo de Nández, que gran cancerbero el uruguayo, mis respetos, deja la vida en la cancha. Se acalambró y seguía jugando. Un jugador valiente y corajudo. Sin el colombiano en la contención ya fue más difícil para soportar los embates ofensivos de River.

Barros Schelotto se demoró en el cambio de Tévez. Debió arriesgar más. Dicen que sacó a Benedetto porque estaba fusilado y acalambrado, pero el ingreso de “Wanchope” Abila no dio resultado. Nunca inquietó el recién ingresado. Boca se iba quedando sin ideas, River crecía cada vez más con las pinceladas de Quintero. Y por demolición tenía que llegar la victoria, solo era cuestión de esperar. Y así fue. El 2-1 lo puso el colombiano, y se dio mañana para de taco aprovechar un rechazo y metérsela al vacío al “Pity” Martínez, quien puso tercera y fue con todo ante un arco desguarnecido por Andrada se había ido al ataque.

Fue un triunfo justo. Se llevó bien la Copa para alegría de su fanaticada que lo disfrutó hasta altas horas de la noche en el Obelisco. Ahora le toca jugar el Mundial de Clubes. Real Madrid puede ser uno de sus rivales. La roja y blanca se impuso. Tras dos finales accidentadas. Llegó a su punto final. River rie, Boca Llora. Fiesta en una tienda, velorio en la otra. Así es el fútbol.

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