Por: Ernesto Cavagneri
“ Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”…
Georg Christoph Lichtenberg.
Sin temor a equivocarme creo que Yordy Reyna está muy, pero muy cerca de no volver más a la selección peruana, por lo menos, en la era Gareca. El caso en el que está involucrado el actual delantero del Vancouver, no es poca cosa. Estamos hablando de una situación en la que perdió la vida una menor de edad.
El tema es para tomarlo con pinzas, pero no podemos dejar de mencionar que esta es una situación que en el futuro podría quebrar incluso, el clima de respeto que tanto le costó construir al técnico argentino en la interna del combinado nacional.
Me explico. No debe ser tarea fácil que Ricardo Gareca o el mismo Juan Carlos Oblitas; permitan la presencia de un futbolista implicado de alguna manera, en un episodio que terminó con el deceso de una persona. Si bien es cierto que para estar en una selección hay que tener un nivel superlativo, también es importante que lleguen al combinado absoluto, gente de buena conducta que sean además, un ejemplo como ser humano.
No estamos diciendo que Yordy es una mala persona o que es el peor de los ejemplos, pero este episodio en su vida tampoco puede pasar por agua tibia. ¿Qué hace un futbolista profesional en una fiesta privada con menores de edad? Esta podría ser una de las interrogantes para cuestionar la conducta del ex Alianza. ¿Por qué no auxilió de inmediato a la joven voleibolista teniendo los medios para hacerlo? En esta podríamos poner en tela de juicio su solidaridad como ser humano.
La verdad que, más allá de que siga poniéndose a derecho o que recién ahora se muestre con ganas de colaborar con la justicia, y así salga libre de polvo y paja; este error de Yordy Reyna, podría privarlo de una nueva convocatoria y lo que es peor, quedar fuera del mundial por discutido comportamiento en un caso difícil de olvidar.
