Cherquis Bialo

Columna En la boca del tunel
Columna En la boca del tunel

Por Fernando Jiménez

Hace unos días escuché por Superdeporte de Radio Ecco una entrevista que le hacían a Ernesto Cherquis Bialo. Figura emblemática del periodismo argentino. Una de las plumas mayores de la revista El Gráfico de la cual fue director algunos años. La última vez que lo vi fue cuando ejercía la Jefatura de Prensa de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) en la Copa América del 2011 que se celebró en el país del Plata. Nunca imaginé verlo en ese puesto, pero como decimos en el Perú, chamba es chamba. No me agradó verlo ejercer esa función porque siempre lo consideré un hombre libre y no a someterse con directivas e instrucciones de Julio Grondona, su jefe mayor.

Cherquis en la entrevista que le hizo Raúl Maraví sentenció algo importante: “Ahora ya no hay dirigentes, hay funcionarios. En la Conmebol ya no defienden a sus países como verdaderos dirigentes, sino como empleados de ese organismo porque todos los presidentes de las Federaciones Sudamericanas cobran viáticos y remuneraciones y ni qué decir de los que integran el Directorio. Entonces, el voto será para lo que determine el pope mayor. Por eso que fue una vergüenza lo que hicieron con el último Boca – River que lo tuvieron que mandar a definir a España. De qué Copa Libertadores de América estamos hablando, en todo caso a partir de ahora debe llamarse ese torneo Copa Conquistadores de América”. Letal. Comparto el concepto y la idea de Cherquis.

Cherquis era concuñado del finadito Emilio Lafferranderie “El Veco”. Ambos se casaron con dos hermanas. Esto me contó El Veco cuando en una de esas noches de tertulia en el Mundial Corea Japón 2002 y parábamos juntos casi todos los días. “Te cuento algo Mencho – me dijo en aquella oportunidad – cuando era redactor de El Gráfico mi jefe era Cherquis. Eran las 11 de la noche de un sábado y yo le daba a las teclas. Se me acercó y me dijo: Qué haces escribiendo a esta hora, ya son las once, anda a bailar, a divertirte, la faena es mañana que se juegan los partidos. Le dije que estaba ciego (misio) que hacía tiempo para ir a mi pensión. Me miró sonriente y esbozó: tengo una asado en la casa de mi novia en Pilar (a unos cuantos kilómetros de Buenos Aires), si querés vení conmigo y pasamos la noche juntos, así me acompañas. Ahí conocí a Norita, la que posteriormente sería mi esposa y hermana de la mujer de Cherquis”.

En una de las conferencias de Prensa de la Copa América 2011 me acerqué a Cherquis y antes de iniciarse le dije a Cherquis. “Pensé que solo en mi país ocurría, pero veo que pasa con los colegas sudamericanos. Y es que algunos antes de preguntar felicitan, piden aplausos y hasta reverencias para el personaje de turno. Puede usted impedir que ello suceda. Mire la imagen que le damos al continente. Parecemos periodistas franeleros en lugar de ser inquisidores”. Me miró fijamente, me tomó el hombro, sonrió.

“Quédate tranquilo que a partir de ahora haré esa advertencia. No me había percatado de ello, pero tenés razón. Si veo que los periodistas estén pidiendo aplausos y felicitando les pediré que lo hagan después de la conferencia” . Después de años, lo volví a escuchar por radio. Las frases y los conceptos que elaboró fueron una pieza para los que ejercemos el periodismo deportivo”.