Hablemos de Fútbol

Columna En la boca del tunel
Columna En la boca del tunel

Por Fernando Jiménez

El “Bolillo” Gómez viene como DT de Ecuador. Él nos conoce, sabe nuestra historia. Nos ha enfrentado muchas veces cuando era asistente de Pacho Maturana y dirigiendo también otras selecciones. “Bolillo” es un buen técnico. Recuerdo que empecé a valorarlo más cuando vi un entrenamiento de Colombia en Matute. Fue cuando vinieron los colombianos a enfrentarnos para las Eliminatorias EE.UU. 94. Hernán era el que hacía los trabajos en el campo. Antes no había muchas restricciones a la Prensa, para ver los entrenamientos, como ahora, también hay que comprender que éramos menos.

Esa noche me quedé impresionado de cómo entrenaba “Bolillo” a su selección. Y entendí por qué el toque, la precisión en los pases y el automatismo que hacía gala Colombia. Claro, que nos había copiado, pero no todo. Ellos explotaron nuestra mayor virtud que era el toque fino y elegante que tuvimos en antaño y ahora lo ha resucitado Gareca. Hizo un partido de práctica que se jugaba con las manos. Todos bien ordenados. Sacaba Córdoba y se la daba con la mano al “Chonto” Herrera, como en el básquetbol. Venía a buscarla Leonel Alvarez o el “Barrabás” Gómez, hermano del Bolillo, para cedérsela al Pibe Valderrama quien corría con la pelota en las manos buscando tirársela larga al Tino Asprilla o al Tren Valencia. Era un espectáculo ver ese entrenamiento. En esas mismas eliminatorias le metieron cinco a Argentina.

Siempre me ha gustado observar los entrenamientos. Lo hacía en Argentina viendo a Menotti con sus pequeñas sociedades. A Bilardo meterse al campo en el partido de práctica y jalar del brazo a Pasculli para meterlo al centro cuando corría por derecha Caniggia. Al Bambino Veira que era el mejor en regresar tras un ataque. Su equipo, San Lorenzo o River, eran los que mejor se posicionaban tras un ataque para no ser sorprendidos. Lo de Bolillo me encantó. A ese juego que hacía con los colombianos le agregaba los 100 toques. Hacían una rueda y era un solo toque e iba contando. La perdían en el toque 20 y continuaba con el otro equipo, empezaban de a uno hasta donde se quedaran. El equipo que llegaba a 100 era el ganador. Esa noche en Matute, al salir del entrenamiento me fui pensando: Colombia va al Mundial. Y fue a USA 94.

A los técnicos los valoro por lo que proponen sus equipos en el campo. Estoy más cerca de los románticos que de los pragmáticos. Eso no quiere decir que lo segundo no sirva. En el fútbol todo vale. Me encantaba la propuesta del Pep Guardiola en Barcelona, pero también respeto lo que hace el Cholo Simeone en Atlético de Madrid. Marcelo Bielsa no me llegó a convencer totalmente, aunque debo reconocer fue el primeros que explotó bien sus bandas cuando dirigió Argentina antes del 2002 con el Piojo López y el Killy Gonzales.

De fútbol hay para hablar un montón. “La Copa solo sirve para lucirla en la vidriera del club, a mí me interesa lo que su equipo hace en la cancha”, dijo Menotti una vez cuando le preguntaron si el DT que campeona debe ser elegido como el mejor. Otro día la seguimos.

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