Hace 31 años se fue Pocho

Columna En la boca del tunel
Columna En la boca del tunel

Por Fernando Jiménez

Fue un 14 de octubre de 1988. Hace 31 años se fue Alfonso “Pocho” Rospigliosi Rivarola, el más grande periodista deportivo del Perú. Hasta hoy nadie lo iguala. No creo que salga otro como él. Además fue promotor de los espectáculos deportivos. Hacía un año habíamos estado juntos cubriendo la Copa América 1987 que se realizó en Argentina. La verdad fue una cobertura espectacular.

No era para menos, era el periodista más leído, escuchado y visto en el Perú. Empezó en  Ovación de Radio El Sol, después en La Tercera de La Crónica, El Comercio, Extra y El Nacional y Gigante Deportivo en Panamericana. Su muerte fue todo un acontecimiento. Asistieron diversas personalidades políticas como Lucho Alva Castro, del espectáculo como Guillermo Rossini quien lo imitaba en Risas y Salsa, Humberto Martínez Morosini y Raúl Maraví y su cajón fue cargado por Pepe Olaya y Lorenzo Villanueva, directores y propietarios del diario El Nacional, el último diario en el cual trabajo. Se le hizo un  suplemento de 12 páginas y el titular fue genial. Lo hizo Oscar Vargas Romero “Chapana”, quien tituló abriendo el suplemento:

OVACION PARA UN GIGANTE DEPORTIVO. Espectacular. Calzaba justo con lo que fue Pocho. Una llamada telefónica me despertó ese día en mi departamento céntrico en Buenos Aires. “Ha muerto el maestro, dice Chapana quien está editando un suplemento, que le envíes material de los personajes argentinos”. Tragué saliva, tomé una taza de café con  leche con unas medias lunas y salí en busca de su mejor amigo argentino José María Muñoz, el legendario Relator de América. Lo llamé por teléfono antes y me citó a su casa de Martínez, en las afueras de Buenos Aires. Una casa lujosa con antena parabólica.

Era una de las 5 que había en Argentina. Lamentó mucho su muerte y lo denotaba en su  faz. Después lo llamé a César Luis Menotti y me dijo: “Se va uno de los grandes periodistas de Sudamérica. Pocho para ustedes es como Muñoz para nosotros. Fui amigo de él y las veces que charlábamos lo hacía yo con un café y él con una Coca Cola, seguro que la diabetes se lo llevó”, me dijo el Flaco. También logré conectarme con Carlos Salvador Bilardo. Se mostró sorprendido: “Pierden a un gran periodista. Irremplazable. Muñoz siempre me hablaba bien de él y cada que viajaba a Lima lo escuchaba por la radio, parecía hermano del Gordo Muñoz, muy parecidas sus transmisiones”

Había terminado el partido Perú – Ecuador en esa Copa América. Sentados en el sofá  veíamos con Lorenzo Villanueva como tecleaba la teletipo que deslizaba una especie de serpentina. Cada metro costaba 100 dólares. Ya iban 4 metros. Anda preparando la tarjeta  para que pagues 500 cocos, le dije a Lorenzo riéndome. “Vende, hermano, vende, qué voy a hacer”. “¿Hey Pocho y yo de qué juego?, le dije mientras escribía. Porque si fuera por él solo se escribía todo el periódico. Haz una columna pe. Con datos sabrosos. Y titúlala “De Tango en Tango”. Han pasado 31 años Pocho. La verdad te extraño. Me hacías reír sin reírte. Amen