La vuelta de Menotti

Columna En la boca del tunel
Columna En la boca del tunel

Por Fernando Jiménez

César Luis Menotti es un ícono del fútbol argentino. Hasta se podría afirmar que fue un prócer. A partir de él se empezaron a prestigiar los técnicos argentinos. Con él, Argentina fue por primera vez Campeón del Mundo en selecciones. Su pasión por la lectura y sus frases filosóficas, en un país, por ese entonces culto, le permitieron ser respetado. La forma de tratar a los jugadores de usted, sin tuteos, le hizo marcar distancias. A todo ello, adicionado su romanticismo por el fútbol bien jugado, lo rotularon como un técnico distinto que rubricó su gestión con un título mundial para su país en 1978. Por todas estas razones fue un acierto que el “Chiqui” Tapia lo haya nombrado como Director General de Selecciones. En buen romance, él elegirá el nuevo técnico de Argentina.

Menotti siempre fue un técnico estudioso y preocupado. Hace unos años me contaba Roberto Chale que cuando estaban en México 70 siempre iba a León, donde concentraba Perú. Lo iba a buscar a Ramón Mifflin con quien tenía amistad. “Yo me alojaba en la misma habitación con el Cabezón y cuando sonaba el teléfono escuchaba su voz de Menotti preguntando por Ramón. Oye Cabezón te llama tu pata, ese pelucón que viene a hablar de fútbol como un loro. Anda baja y atiéndelo”, me contaba riéndose Roberto. “Y pensar que al poco tiempo fue Campeón del Mundo con Argentina”, agregaba. “El venía siempre con el tío Oswaldo Ardizzone de El Gráfico porque él cubría a Perú ya que nosotros eliminamos a Argentina y ellos no fueron al Mundial. Los dos eran hinchas de Perú”, me decía Roberto.

Menotti durante el proceso Argentina 78 no la tuvo fácil. Justo a los dos años de ser el DT nombrado por el doctor Bracutto, hubo golpe de Estado. Entraron los militares a bajarse y aniquilar a todos los zurdos. Menotti era rojo. Sus ideas socialistas las volcaba en las entrevistas que le hacían las revistas. Siempre elogiaba a Mercedes Sosa, Oswaldo Cafrune, Víctor Heredia quienes habían fugado a Europa por la dictadura de Videla. Los militares no se metían con Menotti porque les servía. Le había devuelto la ilusión al país. Le exigieron indirectamente el título. En Europa tenían en jaque a Videla por las denuncias de miles de desaparecidos. Quisieron boicotear el Mundial. Pero los militares parametraron la prensa argentina y pusieron miles y miles de dólares para tapar el genocidio. Hasta sacaron un stickers en los taxis con la frase: “Los argentinos somos Derechos y Humanos”.

Menotti era picón. Un día el periodista Carlos Juvenal de La Nación lo criticó en una conferencia de Prensa porque no convocaba de capricho, según el colega argentino, a Juan José López y al Beto Alonso. Menotti lo miró fijamente a los ojos y le dijo: ¿Pretende usted hacerme el equipo?. Suba, ahí está la pizarra y dígame como debe formar Argentina. Quizas por ahí acierta y le hago caso. El periodista nunca subió al entarimado. Fin de la conferencia de Prensa.

A Bilardo lo odiaba porque para él era la antítesis del fútbol. “El inodoro va en el baño no en el living”, le dijo alguna vez en una entrevista ya que Bilardo alineaba a polivalentes descuidando a los especialistas. De lo único que estoy seguro es que Menotti no se va a dejar pisar el poncho por Tapia. A la primera de bastos. Renuncia. Ya lo verán.

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