Por Fearnando Jiménez
Juan Pérez toma su desayuno, dos panes con salchicha y una taza de café con leche y su nene Juancito le pregunta si irán a Matute a ver a su Alianza. El chico tiene puesta su camiseta morada con listones blancos que le ha comprado su papá para estar a la moda porque es octubre. Juan ojea los periódicos deportivos y lee que el partido empieza a las cuatro de la tarde. ¿Quieres ir hijito?, le pregunta. Sí, papi, quiero que le ganemos a Melgar. Se apuran, ayudan a la patrona para que les dé permiso, almuerzan, lavan los platos para hacer mérito y enrumban a Matute. La doña les ha preparado cuatro sanguches por si hace hambre mientras ven el partido. Faltan dos horas para que empiece el partido.
Se van a oriente porque no han habilitado las populares. Hay que darle una alegría al nene. Él sabe que Alianza es irregular. Puede perder. Pero no lo asusta. Salen los equipos a la cancha, Juancito se emociona. Los tiene cerca a sus ídolos. Quiere que gane Alianza para irse feliz el lunes al colegio y comentar con sus compañeritos. Ve todo el partido, le meten un gol a Alianza y su rostro denota tristeza. Su papi le acaricia la cabeza. Ahora empatamos, le dice. Pasan los minutos. Hay penal. Salta de su asiento. Se emociona. Implora que Rinaldo Cruzado empate. El volante de Alianza tira despacio. Penny se la ataja. Y derrama unas lagrimitas. Su corazoncito late de tristeza.
Salen del estadio tristes. No hablan. Los hinchas lamentan al derredor. Salen maldiciendo. Ha caído el equipo de sus amores. Han matado la ilusión del niño. Juan se pone los auriculares y escucha a Bengoechea en la conferencia de Prensa. Toman el metropolitano. Se sientan juntos. Juan acaricia la mano de su nene. Piensa en su bolsillo. Se ha gastado cien soles. Mejor se hubiesen ido al cine. O quizás sacar a pasear a la doña al Paseo de Aguas. O a cualquier lado. Buscaron alegría y se van tristes. El ´técnico dice que no se derrota que seguirán luchando. La mejor verdad es la realidad. Han perdido. No pudieron con Melgar. Han matado la ilusión de miles de niños representados por Juancito.
Y los dirigentes quieren que la gente vaya al estadio. Urgen recaudar dinero para sanear su economía. ¿Así quieren que sus hinchas lo apoyen?. Es Alianza, la mitad más uno o menos uno del país. No es un club de barrio. Los jugadores cobran sueldos onerosos. Ganan más que un gerente de un banco, más que un médico o un ingeniero. Su misión es dar espectáculo, satisfacer a sus hinchas. Pueden perder, pero dejar el alma en la cancha. ¿Se sentirán tranquilos?. ¿Dormirán plácidamente?. ¿Tienen conciencia de los que provocan?. Cada vez auyentan más a los hinchas. Y nadie toma el estandarte de la resurrección. Así está nuestro fútbol. Y todavía lo televisan. Para que gastar plata si se puede renegar igual sin salir de casa.
Señores futbolistas, háganlo por los niños. No los auyenten de los estadios. Ellos quieren ver a sus ídolos ganadores. Yo no conozco ídolos perdedores. Ya me resulta ocioso y deprimente criticar a Bengoechea. No quiero gastar tinta en hacerlo, ni lastimar mis dedos. Jugando así algún día jugarán con estadios vacíos y ustedes no cobrarán sus sueldos. ¿Estarán esperando eso?.