Real Madrid, se complicó en el final con el Alavés pero se alzó con la victoria.
Tenía pinta para ser toda una fiesta al estar goleando claramente al Alavés pero todo cambió en un abrir y cerrar de ojo. Real Madrid se impuso por 3-2 en el Santiago Santiago Bernabéu en un final con mucho suspenso. Carlo Ancelotti se apuró en los cambios, permitiendo a los azules a ganar confianza y complicarlos más de la cuenta.
El partido inició con un gol de vestuario y es que ni bien había comenzado el encuentro, apareció Federico Valverde para meter un preciso cambio de juego a los pies de Vini Jr que encaró en el uno contra uno a su rival, picándole el balón para dejarlo atrás entrando al área, sacando la redonda para atrás, apareciendo Lucas Vásquez para marcar el primero.
Parecía ser un partido de mero trámite para los blancos que dominaban y se hacían amo y señor del encuentro. El Alavés por su parte, intentaba defenderse como podía y cerrar bien las líneas de pase pero no podían para las arremetidas por las bandas de Vini Jr, ni Rodrygo que estaban hechos unos aviones.
El segundo no tardaría en llegar y es que cuando hay jugadores de calidad, el fútbol se hace mucho más simple. Kylian Mbappé, hizo una pared de taco con Jude Bellingham quien se la devolvió redonda entrando al área al delantero francés que con un amague de cuerpo se sacó de encima al defensa y definió por debajo del arquero para decretar el segundo.
Todos los flashes se iban en la celebración de los blancos que jugaban a placer. De esta manera, se irían al descanso, con los hinchas merengues con las palmas rojas por tantos aplausos para los suyos. El segundo tiempo comenzó con una grata sorpresa y es que, el Alavés, quiso poner más pierna fuerte pero no pudieron detener a Rodrygo.
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El habilidoso delantero brasilero, cogió una pelota por su banda y avanzó con precaución, percatándose que nadie lo salía a enfrentar, apretó el acelerador para picar en conducción al primer palo y definir cruzado entre las piernas del arquero que nada pudo hacer para ver caída su portería a los 48 minutos.
En las tribunas se comenzaba a escuchar el mítico “Ole, ole, ole” y el Bernabéu era toda una fiesta. El Real Madrid, ganaba, goleaba y gustaba. Todo esto animó a Carlo Ancelotti a mover su banca y hacer ingresar a Arda Guller, Endrick y Vallejos para que vean minutos pero no contaba con el despertar del Alavés.
Los azules se animaban con el pasar de los minutos y ganaban en confianza, tanto es así que encontraron el descuento a los 85 minutos por intermedio de Carlos Benavidez de fuerte zapatazo fuera del área y, ante sorpresa de todos, Kike García, aumentó el marcador para Alavés de fuerte remate cruzado. Ahora el partido iba 2-3 y las alarmas se encendieron.
Las caras que antes eran sonrisas y festejos, se convirtieron en gritos y preocupación. El Alavés se hacía más fuerte gracias al envión anímico de los dos goles consecutivos pero los blancos tuvieron la jerarquía para que el resultado no se mueva más y que los tres puntos se queden en casa.
El árbitro pitó el final y se escuchó un suspiro enorme, tres puntos que costaron y mucho, sobre todo, en los minutos finales. Real Madrid, ahora se preparará para medirse frente a Atlético de Madrid con el posible retorno de Eduardo Camavinga para darle mayor fuerza en la medular. ¡Esto no puede volver a suceder! ¡Hala Madrid!