Un grande entre los grandes

Tito Morinaga con Walter Ormeño y su esposa Nina
Tito Morinaga con Walter Ormeño y su esposa Nina

Escribe: TITO MORINAGA
(Ex futbolista, entrenador Sicólogo y Sociólogo)

El año 1978, cuando estaba jugando en Defensor Lima, fui admitido en el Instituto Tecnológico de Monterrey para seguir un post grado en Dirección Deportiva.  Llegué a un acuerdo con el Presidente el Gral. PNP Félix Tumay y viajé a México, con la condición de que si me contrataba algún equipo, facilitaban mi transferencia. Llegue a México un 28 de agosto de 1978. Fue mi primer viaje internacional, era otro mundo, ciudad grande, congestionado  tráfico, amplias avenidas. En octubre de ese año, conocí personalmente a Walter Ormeño, gracias a Jesús Goyzueta, mi compañero en el Juan Aurich de 1975. El ya conocía y había trabajado con Ormeño en el Veracruz de México. Goyzueta,  un gran amigo, me recomendó muy bien con Don Walter.

Ante la recomendación de Goyzueta, don Walter se entera de mi situación, sin equipo y sin poder pagar el hotel, surge la gran calidad humana de Ormeño y me dice: Jesús te ha recomendado muy bien, no te preocupes, en mi departamento, tenemos una habitación que no utilizamos, instálate ahí  mientras logras algo.  Se me salían las lágrimas de emoción, no sabía que decir, así era Walter Ormeño.

Un día, tomándonos un café con don Walter, me dice: Has entrenado con los Pumas, no lograste contrato, ya no entrenes por ningún otro equipo porque te desvalorizas. Me quedé sorprendido, acepté su recomendación y empecé a entrenar por mi cuenta. Mientras tanto, me ayudó, dándome una chamba en su concesión de apuestas deportivas para mantenerme económicamente.

Pasaron los meses, octubre, noviembre, diciembre y nada. Nos volvemos a tomar un café y me dice: Tito, México es difícil, ya intentaste y nada. Me pregunta, ¿Quieres ir al Comunicaciones de Guatemala?  Yo solo conocía Guatemala por el mapa y estudios de geografía escolar nada más.  Sin equipo, con varios meses en el extranjero, poco dinero para la familia, inmediatamente acepté la propuesta.

Días antes de la Navidad del 78, me invita otro café en su casa y llama a Raúl García Granados, presidente del Comunicaciones, me recomienda e inmediatamente mandaron los pasajes a México y listo. Nuevo jugador del Comunicaciones. Después llegó don Walter de Técnico y campeonamos ese año 79.  Dios me iluminó y en el partido definitorio frente al clásico rival, el Municipal, en un córner voy al juego aéreo y un fuerte cabezazo me permitió hacer el gol del triunfo y del campeonato. Una alegría indescriptible en el camerino, no lo podía creer. Como no vivir agradecido de la familia Ormeño, de su esposa, doña Nina, de sus hijos, Cacho, el mayor, Cecilia y Romy. Hoy lloro su muerte. Eternamente gracias don Walter, siempre lo llevaré en mi corazón.

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