Pasión de Multitudes

Columna En la boca del tunel
Columna En la boca del tunel

Por Fernando Jiménez

“Fútbol pasión de multitudes…”, gritaba la estentórea voz del gordo José María Muñoz desde la cabina de Radio Rivadavia. Sintonía total. El 90 por ciento del país lo escuchaba al “Relator de América” y no tenía ese apelativo por ser el mejor, sino porque cuando en Europa transmitía un partido por la década del 70, un periodista italiano al referirse a él lo llamó el relator de América, porque era el único que estuvo llevando las incidencias de ese partido para la Cadena de la Amistad Deportiva. A partir de ahí lo empezaron a llamar así y también era la manera de promocionar a su emisora.

El Gordo, muy amigo de Pocho Rospigliosi, le daba emoción a sus relatos. Yo lo escuchaba en directo debajo de su cabina y habré visto unos 20 clásicos durante mi permanencia en ese país por el lapso de 15 años. Boca – River no es un partido más. Moviliza a todo un país. Polarizan las más grandes hinchadas. He visto enfrentar a Diego Maradona contra el Beto Alonso. Y en cancha a grandes jugadores de ambos equipos. Me gustaban las locuras de Gatti, la fiereza del Tano Pernía, la tranquilidad de Pancho Sá para salir de su área con pelota dominada, la calidad de Miguelito Brindisi, el oportunismo del Heber Mastrángelo, las corridas vertiginosas del Mono Perotti en la década del 80 de Boca.

La enorme calidad del Pato Fillol en el arco, la rudeza del Roberto Perfumo, los saltos enormes de Daniel Pasarella, el talento de Jota Jota López, un símil de Roberto Chale, la habilidad innata de René Orlando Houseman, la capacidad goleadora de Leopoldo Jacinto Luque, las locuras del Pinino Más. A todo ello sumado la provocación del técnico Angel Amadeo Labruna cuando se refería a su eterno rival: “Cómo no voy a querer a Boca si me dio de comer toda la vida”. “A mí no me interesa dirigir a la selección, para mí la selección es River”. Otra: “River no es la mitad más uno, es el país menos algunos”. Las pifias e insultos que se comía cuando salía River y él iba al banco para dirigirlos.

Los cánticos de las barras eran ingeniosos. Una tarde Julio Meléndez salió jugando con destreza y la cabeza levantada previamente hizo un quite impresionante. Y la barra de Boca enloqueció y le dedicó un cántico: “Y ya lo ve, y ya lo ve, es el peruano y su ballet”. Los de River se picaron y respondieron también con un cántico sonoro: “Adónde está, adónde está que los de River no lo ven”. Y los de Boca replicaron: “Si no lo vio, si no lo vio, vaya a la p…que lo parió”. Todo era con rima, lo que provocaba la hilaridad de las tribunas. Y otros cánticos como “Mandarina, mandarina, mandarina para ser campeón del mundo no tenés que ser gallina”. Y los de River respondían: “Boca, boca compadre la CDTM si quieres dar la vuelta no te quedes con ganas hay una calesita en el Parque Lezama”, ese parque queda a unas cuadras del estadio boquense.

No solo se vive intensamente en las tribunas. Boca – River es un partido especial que lo disfrutaremos mañana cuando choquen a las 3 de la tarde en la Bombonera. Se paraliza Argentina.