No hay mal que por bien no venga

Columna Neto comenta
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Por Ernesto Cavagneri

Cuando desde Suiza llegó la confirmación de que Paolo Guerrero jugaba el mundial, el Perú entero, menos algunos, celebró con todo la presencia del capitán en Rusia 2018. Sentimos en ese momento que por fin el equipo estaba completo.

Fueron momentos muy difíciles, los más difíciles en la vida del delantero, como el mismo lo ha confesado, pero todo lo que sucedió durante esta batalla con final feliz, tuvo un impacto inusitado que favoreció de manera impensada al mismo ‘Depredador’.

El novelista y periodista francés Remy de Gourmont, autor de ‘El Peregrino del Silencio’, decía que se requiere de mucho ingenio para no naufragar en la popularidad. Y la verdad que sí, porque la fama y popularidad de Paolo alcanzó otro nivel y aunque algunos no quieran reconocerlo, Guerrero se convirtió en el futbolista del momento a nivel mundial.

Todos adoptaron la causa del 9 peruano como propia. Jamás otro futbolista tuvo un respaldo y apoyo masivo de esta naturaleza. Hasta los que no creían, comenzaron a creer y con el paso de los días, con idas y vueltas y audiencias en Europa, Paolo estuvo en la vitrina del mundo.

Su profesionalismo durante todos estos años hablaban por él. Se sometió a muchas pruebas para demostrar que siempre fue un deportista calificado sano, sin malicia, sin trampas, pese a la duda que algunos necios trataron de instalar en el público sin importarles manchar al emblema de nuestra selección.

Pero el paso de los días y las horas convirtieron a Paolo Guerrero en una figura mediática que ahora millones de personas esperan aplaudir en Rusia 2018. El respaldo de la FIFpro (Federación Internacional de Futbolistas Profesionales) y de otras figuras emblemáticas para el fútbol como José Luis Chilavert, Oscar Ruggeri o el mismo Diego Maradona, hicieron que FIFA también apoye la causa y ya todos sabemos lo que sucedió. La bicolor tiene 9 y capitán.

Probablemente la enseñanza que nos deja todo el Caso Guerrero; es sin duda, que no hay que perder la fe y mucho más cuando el que está jugándose el pellejo es una persona que jamás tuvo un comportamiento reñido con la moral. Lo demás es verso y va para los ‘mala leche’ que querían fuera del mundial a Paolo.