Kevin y los años maravilloso

Columna Pisando el área
Columna Pisando el área

Por Renato Landívar

“No me pidas besar el escudo, ni hacer ninguna seña de la ‘U’. Soy hincha de Alianza”, dijo Kevin Quevedo en la primera entrevista que le realicé. En ese entonces, año 2016,  la figura de los íntimos, había debutado en Primera División con la camiseta del eterno rival. Roberto Chale le dio la oportunidad  en el encuentro de visita ante UTC.

“Yo a tu papá (Willy) lo hice debutar y me hizo un gol. Así que tú tienes que hacer lo mismo”, fueron las indicaciones del ‘Niño Terrible’ antes de hacer entrar al chico de 18 años. Estuvo a punto de emular a su padre pero se resbaló y no logró darle el triunfo a los merengues  en el estadio Héroes de San Ramón de Cajamarca.

En adelante, solo tuvo algunas apariciones, hasta al año siguiente verlo ser presentado en tienda victoriana, donde le prometieron continuidad, algo que le permitió  explotar todas sus cualidades. Las cuales, el último sábado fueron puestas  en escena con un hat-trick y un golazo de chalaca.

En el primero, el gesto técnico del control  y la ejecución del remate es para destacar. En el segundo, su gran definición le permitió, con un solo toque, ponerla lejos del alcance del arquero Federico Nicosia. En el último, su buena ubicación en el campo le permitió definir sin marca alguna tras el pase de Adrián Balboa.

La selección peruana es el siguiente reto y se muestra como una opción interesante debido a su polifuncionalidad en ataque. Puede jugar por las dos bandas, también puede hacer de  enganche o de punta. Lo más importante es que tiene gol algo a lo que Ricardo Gareca debe sacarle el máximo provecho.

“Este año tengo pensado ir al extranjero, para eso me he preparado. Estoy haciendo todo lo posible para que me vaya bien. En varios aspectos he mejorado”, me contó hace algunos meses, cuando comenzó a perfilar la campaña que hoy es realidad. Su renovación es un tema bastante complicado aunque es para destacar la oportunidad que le sigue dando Pablo Bengoechea, a pesar que en algún momento, desde lo más alto de Matute, sugirieron “hay que quitarle ritmo”.